¿Recordáis cuando los maestros nos pedían un trabajo de 4 folios como mínimo sobre la Revolución industrial?
A mi cabeza vienen las imágenes de innumerables paseos a la Biblioteca, cuando era más pequeño, buscando esa información o tirando de la enciclopedia Espasa para poder entregar al maestro un trabajo «como Dios manda». Ya de adulto, apareció el famoso «Rincón del vago» (todavía vigente) donde podrías descargarte trabajos ya realizados por otros alumnos y publicar además los tuyos para que otro estudiante desde cualquier lugar del mundo pudiera usarlo como «original».
Los tiempos han cambiado y hoy en día ChatGPT y herramientas similares puede hacer este trabajo en segundos y totalmente gratis, siendo capaz de desarrollar un trabajo de 10 con el mínimo esfuerzo por parte del alumno. Es más, la imagen que aparece en esta entrada, la ha creado la propia Inteligencia Artificial, cuando se le ha indicado que generar una imagen de sí misma.
Para esto solamente se necesita un ordenador (uno básico, no nos volvamos locos con las características ni las configuraciones), conexión a internet y un poco de picardía. Cualquier alumno del primer mundo desde primaria dispone de todos los ingredientes en su propia habitación.
Tanto los padres como los profesores debemos conocer estas herramientas para identificar su uso y su abuso por parte del alumno. En el mundo educativo no podemos mirar hacia otro lado y estamos en el deber de regular de alguna manera el uso de esta tecnología en las aulas. La AI (Artificial Intelligence) ha venido para quedarse y tenemos que convivir con ella queramos o no, pero…
¿cómo podemos identificar el contenido generado por AI?
Las propias empresas que han desarrollado la AI están al corriente del ruido y la confusión que se está generando en el mundo educativo desde hace 2 años. Actualmente y en paralelo están trabajando en herramientas que son capaces de detectar qué contenidos están generados por la Inteligencia Artificial, cuales por humanos y cuales son una mezcla de ambos. A estas herramientas les llaman detectores AI.
En esencial, lo que hace este sistema es buscar en un texto patrones de escritura que correspondan con los que suelen utilizar ChatGPT y otras AI a la hora de hablar de determinados textos. Porque a la hora de escribir una palabra detrás de otra y expresarse, las AI pueden hacerlo de forma diferente a los humanos.
Pues bien, aunque su intención parece buena, el problema es que la propia AI avanza más rápido que el detector. Es decir, se aplican más recursos y esfuerzos en desarrollar la AI que en desarrollar los detectores de manera que siempre estamos en un punto en el que la propia AI logra engañar al detector.
En un futuro se espera que los detectores mejoren su precisión, pero no parece que esto vaya a cambiar hasta que las empresas que desarrollan la AI sean transparentes en cuanto al funcionamiento de sus algoritmos.
Si no vas a poder vencerlos únete
Esto debió pensar Nancy Gleason (directora del Centro Hilary Ballon para la Enseñanza y el Aprendizaje en NYU Abu Dhabi) cuando solicitó añadir ChatGPT en clase, pretendiendo que al menos 1 hora a la semana, se enseñe a los alumnos el uso de este tipo de herramientas, apostando por un futuro en el que seguramente será tan necesario dominar el prompt de ChatGPT como lo es hoy utilizar el Excel o el Word.
«Algunos afirman que la redacción está muerta. No estoy de acuerdo. Los seres humanos junto a la tecnología son el camino a seguir. Como educadores, tenemos que enseñar a nuestros alumnos lo que eso significa en la práctica. La redacción no está muerta, pero el proceso de crear una sí está cambiando»
– Gleason.
Recursos básicos para empezar a entender la Inteligencia Artificial como padre y como profesor
Probar y entender la AI no cuesta nada. Para poder hacer tanto las pruebas de «creación» como de «detección» de contenidos, te recomiendo que uses estas 2 herramientas. Son muy sencillas y gratuitas.
Creación de contenido: https://chat.openai.com/
Detección de contenido: https://www.zerogpt.com/

IT Senior PMP